12.11.10

Amor, dolor... Quien sabe.

Nuestro cuerpo es un misterio. Sí, un misterio que muchos piensan que descubrieron pero no es así. Porque, ¿Alguien sabe por qué cuando miramos a los ojos de las personas más queridas hay una conexión muy fuerte? ¿O por qué cuando tocamos las manos de alguien sentimos un escalofrío que nos mueve el mundo?. Estas situaciones nadie las tiene en cuenta a la hora de investigar, y aún así forman gran parte de nuestra vida.
Cuando tocamos las manitos de un bebé o las de un muerto, cuando nuestro corazón comienza a latir imparable cuando vemos llegar a la persona que más amamos, cuando nos miran de diferentes maneras, cuando nos besan en la mejilla o en los labios, cuando nos abrazan, cuando lloramos, cada vez pasa algo. No creo que alguien pueda explicarlo, porque si lo explica no lo sentiría de verdad. Aunque lo puedo resumir en dos posibles conceptos: amor y dolor. Son dos palabras extremas, que son imposibles de definir. Aunque muchos relacionen al amor con el cerebro y al dolor con alguna pérdida. ¿Pero quien dice que es verdad? Ok, está comprobado. ¡¿Pero qué sabe la ciencia sobre cuestiones del amor?! ¿Acaso alguna vez sintió lo que es tener mariposas en la panza?¿O el hecho que la persona que le cambió la vida se marchara? No, no lo hizo... Por lo tanto parece insultante para las personas que sí sabemos lo que se siente. Y, ¿Quiénes son los científicos para decirnos qué es lo que sentimos? Si solo nosotros sabemos como es y lo vivimos.
Esas sensaciones que se sienten son inexplicables, imposibles para cualquiera de explicar. Pero se pueden sentir y comparar con otras. Por ejemplo, siempre me hubiera gustado estar sola en una playa. Pero no en una playa cualquiera, sino en una que esté apartada de todo... En la que pueda estar sola con mi pensamiento. Y cada vez que pienso eso se me viene la imagen de mi amor, ese no correspondido pero aún así amado por mí. Y ahí siento felicidad, eso es amor. Pero al darme cuenta que eso no podría ocurrir en el 99% de las probabilidades, todo cambia... Y ahí, siento dolor. Y no es nada que alguien no podría saberlo, no necesita mucho estudio. Es fácil sentir, y nuestro cuerpo nos lo confirma cada vez que algo nos pasa. El primer beso, el abrazo luego de la soledad, miradas sin palabras, gestos, un toque de manos... Todo indica señales de amor, pero cuando nos faltan todas estas se produce el temible dolor.

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